Inflammaging o la enfermedad de envejecer

Inflammaging o el envejecimiento inflamatorio se refiere al estado de inflamación crónica de bajo grado que se desarrolla durante el proceso de envejecimiento y que contribuye a las enfermedades relacionadas con la edad.

El término inflammaging fue usado por primera vez en un artículo publicado en la revista Annals of the New York Academy of Sciences en el año 2000 por parte de Claudio Franceschi y colaboradores, y desde entonces ha cobrado gran relevancia.

Aunque la esperanza de vida ha ido aumentando en las últimas décadas de manera destacable, la esperanza de vida saludable no ha mantenido el mismo ritmo, lo que ha conducido a una gran carga de enfermedades relacionadas con la edad muchas veces insostenible para la mayoría de los países.

Comprender por qué los organismos más viejos tienden a desarrollar un estado proinflamatorio que en última instancia conduce a la aparición de las enfermedades crónicas asociadas con la edad se ha convertido en un objetivo de vital importancia.

Qué es inflammaging o el envejecimiento inflamatorio

Inflammaging es un proceso inflamatorio de bajo grado, crónico y silencioso, que no es respuesta a una agresión externa y que se prolonga en el tiempo.

El término, que viene del inglés, es una combinación de inflamación y aging o envejecimiento.

La inflamación aguda es una respuesta defensiva del organismo frente a una lesión tisular traumática o un patógeno invasor, facilitando también la reparación y renovación de los tejidos. Termina cuando desaparece la causa.

Cuando esa inflamación se prolonga en el tiempo se denomina crónica.

Una característica común a todas o casi todas las enfermedades relacionadas con el envejecimiento es la inflamación crónica, de bajo grado y que no está justificada con ninguna infección manifiesta o evento traumático.

En esta inflamación crónica existen niveles elevados de biomarcadores inflamatorios como la proteína C reactiva y la interleucina-6.

Este inflammaging sería el resultado de una exposición acumulativa a lo largo de la vida a infecciones tanto clínicas como subclínicas así como a antígenos no infecciosos (el gluten, por ejemplo), por nombrar algunas causas. La respuesta inflamatoria a todos esos estímulos genera daño tisular y produce especies reactivas de oxígeno (lo que se conoce como radicales libres) lo que crea un círculo vicioso.

El daño tisular irreversible, que no es clínicamente evidente, se acumula lentamente durante décadas, provocando un envejecimiento acelerado.

Al mismo tiempo, la inmunosenescencia o envejecimiento del sistema inmune causado por un agotamiento celular contribuye también a la inflamación crónica al disminuir la capacidad de defensa frente a nuevos patógenos a la vez que aumenta la producción de citoquinas inflamatorias, agravando el cuadro.

Causas del inflammaging o envejecimiento inflamatorio

El estado de inflamación crónica que se desarrolla según cumplimos años está asociado a la exposición crónica a antígenos, tanto externos como internos, y al estrés, además de la inmunosenescencia o envejecimiento del sistema inmune.

Este estado proinflamatorio se caracteriza por altos niveles en sangre de marcadores proinflamatorios, lo que supondría un factor de riesgo para enfermedades cardiovasculares, cáncer, enfermedad renal crónica, demencia y depresión, además de asociarse a una mayor pérdida de masa muscular y pérdida de movilidad.

Dentro de las causas de este inflammaging destacan:

Obesidad visceral

El envejecimiento, aunque visualmente se caracteriza por una disminución de peso, se asocia sin embargo a un aumento del tejido adiposo tanto alrededor de las vísceras como infiltrando tejidos.

Este tejido adiposo, que antaño se consideró inerte y con una función meramente energética, es hoy día visto como un importante órgano endocrino liberador de adipocinas con un papel proinflamatorio.

Microbiota y permeabilidad intestinal

Una de las teorías que intentan explicar el origen de la inflamación crónica en las personas mayores destaca los cambios que se producen en la microbiota intestinal y la permeabilidad intestinal con el envejecimiento.

El envejecimiento está asociado con una reducción de microorganismos beneficiosos en la microbiota, cuya presencia contrarresta el crecimiento de microorganismos patógenos y ayuda en el mantenimiento de la permeabilidad intestinal produciendo ácidos grasos de cadena corta, principalmente butirato.

Además, la disminución de los microorganismos beneficiosos, consecuencia de la edad, genera un aumento relativo de otros con efecto proinflamatorio.

Al final, la disbiosis intestinal genera un aumento de la permeabilidad, permitiendo que bacterias y otros antígenos alcancen el sistema circulatorio, promoviendo un estado de inflamación crónica.

Deterioro de la capacidad de reciclaje

Nuestro organismo está viviendo una constante renovación de moléculas, células y otros componentes. Una compleja maquinaria se encarga de examinar continuamente los componentes celulares, reparando y/o eliminando deshechos.

Dentro de las células, la autofagia y la mitofagia (mitocondrias) se encargan de realizar la misma función de reciclaje y limpieza.

A nivel extracelular, el sistema inmune reconoce los restos biológicos, procediendo a su degradación.

Con la edad, este sistema tan bien engrasado pierde eficacia, y el acúmulo de sustancias de deshecho contribuye a una inflamación crónica.

Infecciones crónicas

Las infecciones crónicas, tanto aquellas que no detectamos como las clínicamente evidentes, pueden estimular crónicamente el sistema inmune contribuyendo a la inflammaging.

Particularmente relevantes en este caso son las infecciones por CMV y VIH.

Células senescentes

La senescencia celular es una respuesta al daño celular y constituye una forma de prevenir el desarrollo de tumores en organismos jóvenes, garantizando así su supervivencia y, en última instancia, la de la especie.

La función de proliferación en las células senescentes está bloqueada, evitando así su propagación. Pero estas células son muy activas, secretando proteínas proinflamatorias que promueven la senescencia de las células vecinas e incluso llegan al torrente circulatorio generando una inflamación crónica.

Los estudios han demostrado que las células senescentes se van acumulando en el organismo de manera exponencial con la edad.

Consecuencias de inflammaging

La evidencia sugiere que el inflammaging o inflamación crónica derivada de la edad es un factor de riesgo en muchas enfermedades de las personas mayores, como la diabetes tipo 2, la enfermedad renal crónica, el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y la demencia, entre otras.

Además, esos niveles más altos de marcadores inflamatorios se asocian con una mayor sarcopenia y pérdida de la movilidad, lo que en última instancia conduciría a una mayor fragilidad y con ello mortalidad.

Cómo prevenir el envejecimiento inflamatorio

Existen una serie de medidas que podemos tomar a la hora de prevenir y/o revertir los efectos del inflammaging y así conseguir disminuir la brecha entre la esperanza de vida y la esperanza de vida saludable.

Dieta antiinflamatoria

Llevar una dieta antiinflamatoria, potenciando aquellos alimentos con capacidad para disminuir la inflamación crónica al tiempo que evitamos aquellos con efecto proinflamatorio es una estrategia básica a la hora de minorizar los efectos de la edad.

Una alimentación rica en grasas saludables y proteínas de alto valor biológico con una adecuada restricción de los carbohidratos refinados nos protegerá frente a las enfermedades crónicas derivadas del inflammaging.

Ayuno intermitente

Aunque la restricción calórica se lleva practicando hace siglos, en los últimos años ha cobrado mucha relevancia tanto desde un punto de vista científico como de la gente de la calle.

El ayuno intermitente cuenta, entre sus varios beneficios para la salud, de un enorme potencial geroprotector, disminuyendo los marcadores inflamatorios.

Ejercicio físico

Además del efecto antiinflamatorio directo del ejercicio físico a lo largo de la vida adulta, otros mecanismos secundarios incluirían una reducción de la obesidad central, una disminución del número de células senescentes y una alteración beneficiosa de la microbiota.

Nutracéuticos

Además de una dieta antiinflamatoria, la evidencia más reciente ha puesto en evidencia la importancia de ciertos nutracéuticos en el desarrollo de la inflamación crónica con la edad:

• Ácidos grasos omega 3 DHA y EPA derivados del pescado azul o el krill, que cuentan con efectos cardioprotectores y mejoran el rendimiento físico y cognitivo. Numerosos estudios han demostrado el potencial reductor de la inflamación crónica sistémica.
• Zinc: Este micronutriente esencial funciona como co-factor en numerosas procesos antiinflamatorios. Con la edad, disminuye su absorción, por lo que su suplementación no solo reduce los niveles de inflamación crónica, sino que además estimula el sistema inmune.
• Vitamina C: Aunque conocida por sus propiedades antioxidantes y estimulantes de la inmunidad, también se ha observado un efecto antiinflamatorio.
• Vitamina D: Recientes estudios han mostrado que existe una deficiencia crónica de vitamina D en aumento, y la edad avanzada se reconoce como un factor de riesgo.

Fitonutrientes

Las plantas contienen un reservorio de sustancias fitoquímicas con un gran potencial antioxidante y antiinflamatorio:

• Curcumina
• Catecolaminas (té verde)
• Pterostilbeno (arándanos)
• Licopeno (tomate)

Pro y prebióticos

La reciente evidencia del papel de la disbiosis intestinal en el inflammaging ha llevado a la implantación de terapias basadas en la mejora de la microbiota buscando disminuir los marcadores inflamatorios.

El consumo de probióticos está reconocido como una forma segura de mejorar la inflamación crónica aumentando la producción de ácidos grasos de cadena corta. Además, los probióticos pueden mejorar la barrera intestinal.

Por otro lado, prebióticos como la inulina o los betaglucanos pueden ser una aproximación terapéutica al tratamiento de la inflamación crónica derivada de la edad.

Fármacos

Existen una serie de fármacos que han llamado la atención de los laboratorios por su gran potencial en el manejo de la inflammaging, y se presentan como una gran promesa a la hora de resolver el problema de una población mundial cada vez más envejecida.

La mayoría de estas sustancias están todavía en fase experimental, siendo necesarios más estudios para garantizar su seguridad.

• Miméticos de la restricción calórica: Polifenoles  como el resveratrol, poliaminas como la espermidina o antiinflamatorios no esteroideos como el ácido acetilsalicílico.
• Senolíticos: Destacan la quercitina y el dasatinib.

En las últimas décadas se ha producido un giro en las investigaciones científicas, pasando de buscar un aumento de la esperanza de vida a buscar una mejora de la calidad de vida en los años dorados de las personas.

El envejecimiento es un complejo proceso multifactorial que incluye una inflamación crónica de bajo grado relacionada con la aparición de una serie de patologías vinculadas a la edad.

Una alimentación saludable centrada en alimentos con bajo potencial inflamatorio, ejercicio físico y una adecuada suplementación con nutracéuticos puede ser una excelente forma de alcanzar una tercera edad plena.

Se están estudiando varias nuevas terapias antiinflamatorias, algunas de ellas con resultados pre-clínicos muy prometedores que pueden revolucionar el campo de la longevidad. Estaremos muy pendientes.

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