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Cuál es la mejor dieta

Los seres humanos tenemos una tendencia natural a clasificar, a crear cajas mentales donde poner nuestras ideas, nuestros conocimientos o nuestras experiencias porque eso nos da una sensación de comodidad, de cierto control de la realidad y un mejor manejo de la incertidumbre.

Esto ocurre también en el ámbito de la medicina, con esa “tranquilidad” que da el diagnóstico, cuando un facultativo le da un nombre a lo que te sucede. Cuando una persona está sufriendo un problema de salud y por fin recibe una etiqueta, un diagnóstico, solo con eso ya siente un cierto alivio.

Un amigo mío tenía un problema de espalda que le causaba mucha angustia, porque no sabía que le estaba sucediendo. Era un dolor en la zona baja, en la zona lumbar y él no sabía a qué atribuirlo. Finalmente le vio su médico, el traumatólogo, y le dio el diagnóstico de lumbalgia inespecífica, es decir – te duele la espalda y no sé qué tienes – y él se quedó más tranquilo, porque ya al fin sabía a qué grupo pertenecía.

Esta situación puede parecer un chiste, o una caricatura de la realidad, pero es así. Y es que recibir un diagnóstico nos permite tener una caja en la que ya nos podemos posicionar, ayudándonos, como decía antes, a manejar la incertidumbre. La sensación es que, por lo menos, aunque sea algo malo, ya sé que puedo esperar, qué pruebas me van a tener que hacer, que tratamiento van a seguir e incluso qué pronóstico me han dado. Es como si tuviéramos un cierto manejo de la realidad, un cierto control.

A esa tranquilidad del diagnóstico se suma un componente práctico, pues realmente puede ayudarnos el pertenecer a un grupo específico, porque podemos encontrarnos a personas en la misma situación con las que compartir conocimientos, experiencias, apoyarnos mutuamente y sentirnos arropados por el grupo.

El problema de entrar en una caja de diagnóstico es que eso nos puede encorsetar e inmovilizarnos, porque la persona comienza a sentirse identificada con esa enfermedad, a sentir que es esa enfermedad. Esta inmovilidad es peligrosa porque puede impedirnos dar pasos hacia la curación.

Pues en el mundo de la alimentación y de las dietas sucede algo parecido. Cuando nos adherimos a una dieta, ya pertenecemos al grupo de personas que siguen esa dieta. Tiene un punto práctico, muy útil, que es que simplifica el mensaje. Si yo digo —soy vegana— o —soy paleo— o —hago macrobiótica— o —hago dieta ceto— en seguida mi interlocutor me sitúa, sabe cómo como, qué hago, qué evito, incluso qué tipo de vida puedo llevar.

El peligro que tiene esto es que puede encorsetar, dar una rigidez y crear un esquema mental de que estoy a dieta, no me puedo salir de aquí, tengo obligaciones, tengo culpa si me salto alguna de las pautas de esta dieta y además, algo muy importante, es que puede posicionarte en el grupo del “nosotros” frente al “ellos”. Los míos, los que hacen lo mismo que yo son los buenos y los que hacen otras cosas son ajenos, incluso son malos, están equivocados.

Cuando los expertos damos recomendaciones de nutrición a un paciente es como hacer un juego de malabares con distintas (y a veces muchas) bolas de colores en el aire y ninguna puede caer al suelo. Hay que hacer una dieta antiinflamatoria y dieta según el grupo sanguíneo, según el índice glucémico, dieta alcalina, dieta para un hombre, para una mujer, para un niño, para un anciano, para el intestino, para la piel, para el cerebro, son montones de bolas en el aire y hay que manejarlas todas sabiendo qué persona tienes enfrente, y qué necesita, en que momento de su vida está y qué quiere conseguir.

Por ejemplo, supongamos que una persona sigue una dieta cetogénica en la que sí están admitidos los quesos como una fuente de grasa y proteína. Si esa persona presenta asma, soriasis o problemas intestinales, no se va a ver beneficiada comiendo quesos, luego debemos modificar su dieta ceto.

O pongamos una persona que hace una dieta paleo, en la que se contempla el consumo de carne y además en una buena proporción. Si la carne que va a consumir no es ecológica, es mejor opción sustituirla por otras proteínas de origen vegetal como pueden ser las legumbres, combinándolas adecuadamente con algún cereal para conseguir la proteína completa, aunque en una dieta paleolítica la legumbre y el cereal están descartados. Pero si en el trabajo no puede fiarse de la calidad de la carne que se va a encontrar o no puede permitirse carne ecológica, entonces será mejor que haga una cesión, una concesión a los parámetros de la dieta. Pero eso sí, deberá utilizar recursos para corregir las desviaciones, como por ejemplo aumentando el porcentaje de grasas para equilibrar la subida de la glucemia.

O una persona con un cáncer de mama dependiente de estrógenos que no va a poder consumir o no van a estar recomendados alimentos procedentes de la soja, aunque sean muy recomendables para otra persona que quiere ayudar a su flora intestinal con el miso, el tamari o conseguir fuentes vegetales de proteína a través de la soja.

Hay que hacer la combinación de todos estos factores y no hacer una dieta predeterminada, un protocolo, sino una alimentación adecuada a la naturaleza, a la situación y a los objetivos de esa persona.

No hagas dietas, no necesitas estar en una caja, no te pongas en un carril que te impida salir cuando lo necesites si tus condiciones físicas, mentales, emocionales o tu estilo de vida cambia y necesitas incorporar otros hábitos. Estar en la caja encorsetada y rígida de una dieta puede limitar, te puede generar una sensación de esclavitud y de culpa y te puede incluso desconectar de tu entorno y rechazar a esas personas que no estén dentro de tu caja. No se trata de hacer una dieta, se trata de comer bien, de hacer una alimentación acorde a tus necesidades y en el conjunto de una vida sana. Y si alguien te pregunta y quieres simplificar el mensaje, di simplemente que estas comiendo bien, que estás cuidando tu manera de comer o que estás eligiendo la mejor alimentación para ti.

¿Qué te ha parecido este artículo? ¿Tú también perteneces a una caja?

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3 comentarios en “Cuál es la mejor dieta”

  1. Rosa Rilla cordera

    tengo gastritis crónica por infección de helicobacter,sigo sin asimilar hierro después de hacerme toda clase de pruebas ,celiaquia heces,ahora haré d la lactosa.quisiera me recomendarías dieta para la gastritis y que opina con la asimilación del hierro.tengo hipotiroidismo.gracias y un saludo

    1. Vida Potencial

      Hola Rosa. Lo mejor es que te pongas en manos de un profesional de la salud con una visión integradora de la nutrición para que te de las recomendaciones particulares necesarias. Un abrazo.

      1. Concepción cano Díaz

        Tengo esto pero si artrosis y artritis, tomo magnesio colágeno vitamina C ácido hialurónico y ubiquinona como complementos pero mi médico me ha mandado ha sido alendrónico calcio y vitamina D en los análisis me han salido el calcio con los niveles normales y la vitamina D también mi médico de cabecera dice que si tengo los parámetros normales de calcio y de vitamina D para que voy a tomármelos, entonces la verdad que estoy hecha un verdadero lío porque yo tengo entendido que el calcio obstruye las arterias entonces y niveles de calcio y también para que tengo que necesitar calcio la verdad es que no sé cómo curarte pero si ya llegado a un límite no sé qué hacer, aunque desde hace 20 años llevo una alimentación bastante equilibrada. También tomo como complemento ubiquinol
        Le agradecería mucho que me ayudase
        Siempre lo sigo desde que salió el primer vídeo soy una gran admiradora y seguido la vuestra muchas gracias. Para mí sería muy importante su consejo

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