La dieta cetogénica está de moda. Celébrities y famosos se unen a una forma de alimentarse que en los últimos años se ha trasladado de los hospitales a la mesa de muchas personas.
Famosa así por su capacidad para ayudar a perder peso y mejorar la composición corporal, la dieta cetogénica tiene otros muchos efectos en varios biomarcadores de salud y ha mostrado ser beneficiosa en patologías como la epilepsia refractaria, la diabetes, la enfermedad de Alzheimer e incluso el cáncer.
La esencia de la dieta cetogénica es muy sencilla: un elevado porcentaje de grasas saludables, proteínas moderadas y bajo porcentaje de hidratos de carbono. La reducción drástica en carbohidratos conduce al metabolismo a un estado denominado cetosis.
Existen varios tipos de dietas cetogénicas dependiendo del porcentaje de grasas, proteínas y carbohidratos. Mientras en la dieta cetogénica estricta o standard la grasa puede alcanzar hasta el 75% de las ingestas, en la denominada dieta cetogénica flexible o limpia, el porcentaje de grasas suele rondar el 60%. Estos porcentajes de grasa hacen a la dieta cetogénica única, incluso entre otras dietas con los hidratos de carbono restringidos como puede ser la dieta Atkins, la Paleo, la Dukan o la South Beach.
La esencia de la dieta cetogénica radica en que priva al organismo de su fuente de energía habitual: los carbohidratos. En los primeros días de dieta, cuando los azúcares desaparecen de la dieta, el organismo usará todo la glucosa almacenada en forma de glucógeno en el hígado. Cuando esta fuente de glucosa está totalmente consumida, el hígado comienza a producir cuerpos cetónicos a partir de la grasa como fuente de energía.
Lo cierto es que aun hoy las dietas cetogénicas y low-carb son todavía polémicas, y muchos expertos de nutrición siguen proclamando que son peligrosas y no sostenibles en el largo plazo. Por ello, en este artículo vamos a resumir los principales estudios científicos llevados a cabo sobre la dieta cetogénica que demuestran sus beneficios, tanto a la hora de perder peso como sobre condiciones metabólicas perjudiciales como la diebetes tipo 2.
ESTUDIO 1: Foster, G.D. Ph.D. et al.
A randomized trial of a low-carbohydrate diet for obesity.
ESTUDIO 2: Samaha, F.F. et al.
A low-carbohydrate as compared with a low-fat diet in severe obesity
ESTUDIO 3: Sondike, S.B. et al.
ESTUDIO 4: Brehm, B.J. et al.
ESTUDIO 5: Aude, Y.W. et al.
ESTUDIO 6: Yancy, W.S. Jr. et al.
A low-carbohydrate, ketogenic diet versus a low-fat diet to treat obesity and hyperlipidemia.
ESTUDIO 7: Volek, J.S. et al.
ESTUDIO 8: Meckling, K.A. et al.
ESTUDIO 9: Nickols-Richardson, S.M. et al.
ESTUDIO 10: Daly, M.E. et al.
Short-tem effects of severe dietary carbohydrate-restriction advice in Type 2 diabetes
ESTUDIO 11: McClernon, F.J. et al.
ESTUDIO 12: Gardner, C.D. et al.
ESTUDIO 13: Halyburton, A.K. et al.
ESTUDIO 14: Dyson, P.A. et al.
ESTUDIO 15: Westman, E.C. et al.
ESTUDIO 16: Shai, I. et al.
Weight loss with a low-carbohydrate, Mediterranean or low-fat diet
ESTUDIO 17: Keogh, J.B et al.
ESTUDIO 18: Tay, J. et al.
ESTUDIO 19: Volek, J.S. et al.
Carbohydrate restriction has a more favorable impact on the metabolic syndrome than a low fat diet
ESTUDIO 20: Brinkworth, G.D. et al.
ESTUDIO 21: Hernández, T.L. et al.
ESTUDIO 22: Krebs, N.F. et al.
ESTUDIO 23: Guldbrand H. et al.
ESTUDIO 24: Gardner, C.D. et al.
ESTUDIO 25: Bezerra Bueno, N. et al.
ESTUDIO 26: Dashti, H.M. et al.
Long term effects of a ketogenic diet in obese patients.
ESTUDIO 27: Ludwig, D.S.
The ketogenic diet: evidence for optimism but high-quality research needed.
ESTUDIO 28: Mansoor, N. et al.
ESTUDIO 29: Cook, CM. et al.
Low-carbohydrate diets and performance.
ESTUDIO 30: Paoli, A. et al.
Beyond weight loss: a review of the therapeutic uses of very-low-carbohydrate (ketogenic) diets.
ESTUDIO 31: Sumithran, P. et al.
Ketosis adn appetite-mediating nutrients and hormones after weight loss.
ESTUDIO 32: Johnstone, AM. et al.
ESTUDIO 33: Partsalaki, L. et al.
ESTUDIO 34: Paoli, A. et al.
ESTUDIO 35: Moreno, B. et al.
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