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Lo que nos enseñaron 156 personas con depresión

Nadie que no haya sufrido un episodio depresivo, o que haya convivido con alguien que haya pasado por ello, puede realmente saber y comprender lo que es estar deprimido. Todos queremos estar felices y sentirnos bien… pero, ¿hay algo que podamos hacer específicamente para sentirnos mejor anímicamente más a menudo? O al menos, ¿hay algo que podamos hacer para minimizar la probabilidad de sentirnos triste o deprimidos?

¿Se puede hacer algo para mejorar los signos de la depresión?

Claramente no hay una respuesta a esto, pero cada vez más estudios y trabajos de investigación muestran la conexión entre la actividad física y el bienestar mental, y parece que esta conexión es clara y que la actividad física tiene un efecto positivo muy significativo, no solo en cómo nos sentimos en el corto plazo, sino también en el estado anímico a largo plazo.

Como muestra, uno de los estudios con más impacto en este sentido fue publicado por James Blumenthal, un doctor en sicología clínica de la Universidad de Duke especializado en depresión, que publicó en 2000 los resultados de uno de sus más reconocidos estudios en el Journal of Biobehavioral Studies.
Blumenthal reclutó para este estudio a 156 personas adultas con diferentes grados de depresión, desde personas con trastornos depresivos mayores, hasta otras con ciclotimia o depresión atípica, los dividió en tres grupos.

El grupo 1 fue tratado con sertralina, que es un antidepresivo que se usa clínicamente para el tratamiento de la depresión, el trastorno obsesivo-compulsivo o la fobia social. Millones de personas en el mundo se tratan con este medicamento, y aunque han aparecido posteriormente otros nuevos en el mercado (Prozac), la evidencia sugiere que la sertralina podría dar mejores resultados en varios tipos de trastornos depresivos.

El grupo 2 fue tratado también con antidepresivos, pero en combinación con ejercicio físico. Los participantes hicieron durante 16 semanas tres entrenamientos semanales consistentes en diez minutos de calentamiento, treinta minutos de ejercicio aeróbico entre el 70 % y el 85 % de su reserva de capacidad cardíaca y otros cinco minutos de enfriamiento.

El grupo 3 no tomó medicación, solo se ejercitó. Este grupo simplemente siguió el mismo protocolo de entrenamiento que el grupo anterior, 45 minutos de ejercicio tres veces por semana durante cuatro meses.

El estudio fue supervisado minuciosamente durante las 16 semanas por los investigadores y los asistentes del proyecto, durante ese periodo todos y cada uno de los participantes siguieron el protocolo asignado a su grupo.

Al terminar el estudio, se constató que los resultados en cada uno de ellos eran prácticamente los mismos (en total, en 83 de los 156 casos la depresión remitió): los tres grupos mejoraron, pero vieron que tratar la depresión con antidepresivos o con ejercicio físico arrojaba, con mínimas diferencias, el mismo resultado. Y no solo eso, no había tampoco variación en el grupo que fue tratado con medicamentos y simultáneamente se ejercitó tres veces por semana.

Efectos de la actividad física sobre la depresión en el largo plazo

Pero lo realmente sorprendente fueron los resultados que vieron seis meses después de terminado el estudio cuando hicieron un chequeo de los participantes. Tras su participación en el trabajo de investigación, a estas personas se les dejó total libertad de acción sin supervisión profesional. O bien podían continuar con el tratamiento farmacológico tal cual se les había prescrito durante esas 16 semanas, o podían elegir cualquier otro o intentar cualquier otra opción que ellos quisieran.

Tras esos seis meses de libre acción, casi el 40% del grupo 1 que solo había sido medicado, habían recaído en depresión. Del grupo 2, es decir, los que habían tomado antidepresivos y además se habían ejercitado tres veces por semana, el porcentaje se redujo al 31%. Lo impactante fue que en el grupo 3, aquellos que solo se habían ejercitado, únicamente el 8% había tenido recaída.

¿Por qué mejora el estado de ánimo con el ejercicio?

Hay amplia evidencia de que el ejercicio físico tiene un impacto positivo en nuestro estado anímico y ayuda en procesos depresivos, principalmente por la liberación de endorfinas en el cerebro que contribuyen a un mejor estado anímico y a una mayor sensación de bienestar. De ahí los mejores resultados del grupo 2 con respecto al 1, las personas en ambos grupos se beneficiaron de toma de antidepresivos, pero además los del grupo 2 también lo hicieron de la actividad física.

Lo que resultó muy sorprendente fueron los resultados claramente superiores en las personas del grupo 3.

El Dr. Blumenthal y sus compañeros de investigación se dieron cuenta del efecto positivo que tenía en el estado de ánimo general la mejora de la imagen propia que estas personas tenían de sí mismas.

Dicho de otro modo, aquellos que estaban en el grupo que únicamente hizo actividad física se beneficiaron del efecto sicológico de una mayor autoestima derivada de hacer ejercicio regularmente, y concluyeron que muy probablemente esto jugaba un papel importante en la reducción de los procesos depresivos y la mejora en el estado de ánimo.

De cierta manera, los participantes del grupo 2 no podían cuantificar en qué medida seguían sin caer de nuevo en depresión solo por ellos y la actividad física que estaban haciendo esas tres veces por semana, o principalmente por el medicamento. Si embargo las del grupo 3, sabían que el resultado que estaban teniendo era únicamente por ellas, su acción directa. Estas personas definieron su nueva identidad y cambiaron la forma en la que se veían a sí mismas, el ejercicio cambió el tipo de persona que creían ser y pasaron a verse como alguien que puede mejorar.

Y quedó claro con el estudio que la medicación con anti-depresivos funciona, pero también quedó clara otra cosa: el diálogo interno de los voluntarios del grupo 3 era ¨estoy poniendo mucho esfuerzo y dedicación a seguir este programa, y estoy venciendo la depresión», en lugar de ¨he tomado mi medicación y la depresión ha desaparecido¨, y eso significó un aumento enorme de confianza en sí mismos y cambiaron la forma en la que se veían a sí mismo, se vieron como personas que pueden cambiar su realidad por sí mismas, sin agentes externos.

Conclusión

Este principio es aplicable no solo a personas con depresión o que puedan estar pasando por épocas bajas anímicamente, sino a cualquiera de nosotros cuando buscamos mejorar determinados aspectos de nuestras vidas. El ser humano necesita objetivos, necesita luchas, necesita metas. El confort de la vida moderna nos ha dado grandes cosas, la despreocupación de no tener que cazar para comer, o de si tendremos un techo bajo el que dormir esta noche, pero con ella hemos perdido parte de nuestro propio motor interno… es probable que muchos de los participantes del grupo 3 lo recuperasen. Usémoslos como ejemplo.

¿Qué te ha parecido este artículo? ¿En qué crees que puedes aplicar este principio en tu vida?

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6 comentarios en “Lo que nos enseñaron 156 personas con depresión”

  1. Ana Beutelstein

    Podriamos empezar intentando cada dia salir de Nuestra zona de confort para hacernos interiormente personas mas fuertes, dando ejemplo a nuestros hijos o a las nuevas generaciones para que puedan vivir una VIDA PLENA, una VIDA POTENCIAL. Buen dia chicos

  2. Ciertamente una alimentación sana y ejercicio físico son la clave para una buena salud.
    Yo añadiría también amor y trabajo.
    saludos.

    1. Vida Potencial

      Gracias por tu mensaje Yolanda. Y nosotros añadiríamos unas buenas relaciones personales con los demás y con uno mismo.

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