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Alimentos funcionales: qué son y ejemplos

Aunque no existe una definición oficial, se consideran alimentos funcionales aquellos que, más allá de su poder nutritivo, ofrecen beneficios, bien previniendo ciertas enfermedades, bien mejorando la salud del organismo.

Mucho ha cambiado nuestra forma de alimentarnos en las últimas décadas. Atrás quedaron las sacrificadas amas de casa cocinando elaborados platos para toda la familia, comprando en el mercado local productos de temporada y planificando las comidas con antelación.

Hoy en día, sin embargo, la falta de tiempo para cocinar, la llegada de los alimentos ultraprocesados, el sedentarismo y otros problemas asociados a las sociedades modernas ha generado el boom de una serie de enfermedades crónicas que ni siquiera existían a principios del siglo pasado.

Los alimentos funcionales pueden ser naturales, que contienen principios activos per se, y modificados, a los que los principios activos se añaden, se eliminan o incluso se cambian sus propiedades.

Cada vez somos más conscientes de la importancia de la prevención de enfermedades, del autocuidado y de la búsqueda de una mayor esperanza de vida saludable.

No solo queremos vivir más, sino que también queremos hacerlo en buen estado de salud.

Qué son los alimentos funcionales

Podríamos decir que un alimento funcional es aquel que además de aportar nutrientes, contiene elementos bioactivos que ejercen algún beneficio sobre la salud. Pueden ser tanto alimentos naturales como aquellos otros modificados a los que se les añade algún componente (fortificación), se extrae o incluso se cambian sus propiedades.

Para que un alimento sea considerado funcional, debe de cumplir una serie de características:

  • Presentación en forma de alimento de uso cotidiano.
  • Sin efectos secundarios negativos.
  • Propiedades nutritivas.
  • Sus efectos beneficiosos deben derivar de las cantidades habituales de consumo.
  • Tiene un beneficio claro en las funciones de nuestro organismo: mejora los mecanismos de defensa, previene enfermedades y/o ayuda en la recuperación, retrasa el proceso del envejecimiento o mejora el estado general físico o mental.

Historia de los alimentos funcionales

El término alimento funcional surgió en Japón en la década de los 80, cuando las autoridades se enfrentaron a unos costes sanitarios cada día más elevados por el envejecimiento de la población. Se promocionó el uso de ciertos alimentos con probados beneficios para la salud, buscando mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y con ello evitar las enfermedades crónicas.

La revista Nature difundió el nombre a través de un artículo publicado en 1993: «Japón explora la relación entre los alimentos y la medicina».

El gobierno japonés fue el primero, en la década de los 80, en apostar por los alimentos funcionales para mejorar la salud de una población cada vez más envejecida.

No existe una definición oficial de alimento funcional, y cada país se encarga de regular su mercado.

Hoy día, Japón cuenta con el mercado de alimentos funcionales más grande del mundo. En otros países como EEUU y Canadá el consumo de alimentos funcionales está también bastante extendido y forma parte de la dieta diaria de más del 40% de los hogares.

Ejemplos de alimentos funcionales

Atendiendo al origen del alimento funcional podemos distinguir entre los alimentos funcionales naturales, que cuentan con beneficios para la salud en su forma original, y los modificados, que han sufrido algún tipo de manipulación, como añadir un componente, eliminarlo o incluso cambiar sus propiedades.

Alimentos funcionales naturales

Serían aquellos que de forma natural, sin sufrir ninguna modificación, cuentan con las características típicas de los alimentos funcionales.

Ejemplos de alimentos funcionales naturales:

  • Pescado azul: Cuando es de pequeño tamaño, y, por ende, con un reducido contenido en mercurio, el pescado azul es una excelente fuente de ácidos grasos omega 3, que han demostrado su efecto en la prevención de enfermedades cardiovasculares y contribuyen además al mantenimiento cognitivo.
  • Ajo: Su contenido en compuestos organosulfurados actúa como preventivo de ciertos tipos de cáncer, especialmente de colon y de estómago.
  • Naranja y otros cítricos: Su elevado contenido en vitamina C potencia el sistema inmune.
  • Frutos secos: Los ácidos grasos monoinsaturados presentes en las almendras, las nueces o las avellanas reducen el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
  • Tomate: El contenido en licopeno previene el cáncer de próstata.
  • Arándanos: Cuentan con antocianinas, con gran actividad antioxidante.

Alimentos funcionales modificados

En este caso, se altera la composición natural de algún alimento con el objetivo de dotarle de beneficios para la salud. Y podemos tener:

  • Se añade un componente: Sal yodada,  yogures, leche sin lactosa (en realidad es leche con lactasa)…
  • Se sustituye un componente por otro: Mermeladas con edulcorante en lugar de sacarosa…
  • Se elimina un componente: Leche desnatada, productos sin gluten…
  • Se aumenta la concentración de un componente: Leche enriquecida con calcio, zumos enriquecidos con vitamina C…
  • Se altera la biodisponibilidad metabólica: Productos como el Danacol, a los que se les ha añadido fitoesteroles, con estructural similar al colesterol, reducen el colesterol total y el LDL plasmático al disminuir su absorción a nivel intestinal.

Beneficios de los alimentos funcionales

El mercado es, principalmente, el que dicta qué tipo de alimentos funcionales desarrolla la industria alimentaria.

  • Alimentos funcionales para el crecimiento: Incluye alimentos desarrollados pensando en las necesidades de la mujer embarazada y el desarrollo fetal, del bebé lactante y del niño en crecimiento. Encontramos alimentos enriquecidos con ácido fólico, vitaminas, hierro…
  • Alimentos funcionales para perder peso: En este caso son productos pensados para mejorar el control de la glucemia, el colesterol o los triglicéridos o simplemente por su efecto saciante. Algunos ejemplos son los alimentos light o bajos en grasa y los alimentos enriquecidos con fibra.
  • Alimentos funcionales DETOX: Creados para paliar los efectos negativos de los radicales libres. En este apartado destacan los alimentos enriquecidos con vitaminas, antioxidantes…
  • Alimentos funcionales para el sistema cardiovascular: Son alimentos funcionales pensados para prevenir las enfermedades cardiovasculares. Podríamos citar las margarinas ricas en fitoesteroles, los huevos con ácidos grasos omega 3 o los alimentos enriquecidos con flavonoides.
  • Alimentos funcionales para el tracto gastrointestinal: En este apartado destacarían aquellos alimentos que buscan una mejora de la salud gastrointestinal como los probióticos (yogures), los enriquecidos con fibra o los encurtidos.
  • Alimentos funcionales para las funciones psicológicas o conductuales: Serían alimentos capaces de afectar la saciedad (ricos en fibra), ricos en sustancias excitantes (café, té verde) o alimentos con sustancias tranquilizantes (melisa, valeriana), por ejemplo.

Diferencia alimento funcional y nutracéutico

Existe mucha confusión entre estos dos términos, y numerosas veces se usan indistintamente, cuando en realidad estamos hablando de cosas distintas.

Un alimento funcional debe tener presentación como alimento y ser además de consumo ordinario y tener propiedades beneficiosas en cantidades normales de consumo. Por ejemplo, las nueces, un alimento funcional, consumidas habitualmente tienen la propiedad de disminuir el colesterol, que es un efecto beneficioso para la salud, pero lo harán en pequeño grado y a largo plazo.

Los nutracéuticos son suplementos que contienen la fracción bioactiva de un alimento y que se suministra en dosis mayores que las que se puedan obtener a partir del consumo de ese alimento.

Un nutracéutico es la parte bioactiva del alimento funcional concentrada, lo que permite que sus beneficios sean mayores y más rápidos. Se presenta en una matriz no alimentaria, como pueden ser pastillas, cápsulas o polvo. En el ejemplo que nos ocupa, el nutracéutico serían los fitoesteroles presentes en las nueces responsables de la reducción del colesterol.

Alimentos funcionales y cáncer

Existen 2 procesos claves detrás del inicio de un cáncer: oxidación e inflamación. Ambos procesos son naturales y ayudan en el mantenimiento de nuestra homeostasis. Pero cuando se alteran y desequilibran pueden tener un importante impacto en la salud.

Las dietas modernas, ricas en azúcares y aceites de semillas refinados, muchos aditivos alimentarios, el estrés, la exposición a un medioambiente contaminado… combinado con un estilo de vida sedentario, con falta de sueño, poca exposición a la luz solar, entre otros factores, produce un desequilibrio general del organismo, contribuyendo a muchas de las enfermedades modernas, y entre ellas, el cáncer.

Los fitoquímicos presentes en muchas verduras y frutas cuentan con un efecto protector frente a muchos tipos de cánceres.

Numerosos estudios muestran la asociación entre el consumo de frutas y verduras y una menor incidencia de cáncer. Muchos de los fitoquímicos presentes en los vegetales, como los carotenoides, los flavonoides, las catequinas, las isoflavonas, los lignanos, los súlfidos alílicos… tendrían efecto protector para ciertos tipos de cáncer.

Los probióticos como el yogur o el kéfir, o la fibra, también han demostrado poder anti-cáncer actuando a nivel intestinal.

Los fito-estrógenos, presentes en la soja o las semillas de lino, son elementos con actividad similar a los estrógenos que podrían inhibir cánceres como el de mama, próstata y tiroides.

El sector de los alimentos funcionales se encuentra en plena expansión.  A partir de la pandemia de Covid-19, la sensibilidad de las personas ha cambiado, pasando de una actitud curativa, es decir, buscar ayuda médica cuando surge una enfermedad, a una actitud mucho más preventiva, intentando mejorar el estado general de salud con una dieta y unos hábitos de vida saludables.

Mucho queda por descubrir sobre los alimentos funcionales, pero está claro que el secreto para vivir más y mejor está cada día más cerca.

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Ver referencias y estudios

1 ALIMENTOS FUNCIONALES O FITOQUÍMICOS, CLASIFICACIÓN E IMPORTANCIA. Chasquibol S. N. et al. Departamento de Química Analítica, Facultad de Química e Ingeniería Química Universidad Nacional Mayor de San Marcos, Perú.
2 Alimentos funcionales y nutracéuticos. Civeira F. et al. Hospital Universitario Miguel Servet, Zaragoza, España.
3 The innovation of functional foods in Asia: IFFA 2018. Chumphukam O. et al. School of Medical Sciences, University of Phayao, Phayao, Tailandia.
4 Functional foods. Henry C.J. Oxford Brookes University, Oxford, RU.
5 Functional Foods for Health: The Interrelated Antioxidant and Anti-Inflammatory Role of Fruits, Vegetables, Herbs, Spices and Cocoa in Humans. Serafini M. y Peluso I. Functional Foods and Metabolic Stress Prevention Laboratory, Centre for Food and Nutrition, Council for Agricultural Research and Economics, Rome, Italia.
6 Functional Foods, Nutraceuticals and Probiotics: A Focus on Human Health. Ramirez M. et al. Instituto Politécnico Nacional, Escuela Nacional de Ciencias Biológicas—Campus Zacatenco, Unidad Profesional Adolfo López Mateos, Mexico City, México.
7 Alimentos funcionales. Beltrán de Heredia M.R.
8 Functional Foods for Health. Litwin N. et al. Department of Food Science and Human Nutrition, Colorado State University, CO, EEUU.

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2 comentarios en “Alimentos funcionales: qué son y ejemplos

  1. Me encantan todos vuestros artículos, siempre basados en referencias científicas y muy trabajados. Gracias por todo lo que nos ayudáis y aportáis con vuestro trabajo y esfuerzo

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